Cruzada por el imponente río Támesis, Londres es una ciudad cosmopolita, una de las más grandes de Europa. Siempre con una curiosa mezcla de elegancia con lo alternativo, en Londres se mezclan la tradición y la modernidad; por sus calles puedes ver el presente y el pasado en una sinergia muy especial.
Londres, con sello real
Convertida en uno de los núcleos del arte, comercio, educación, entretenimiento y moda, a nivel mundial, acoge a más de 40 universidades, y en sus calles escuchas lenguas de todo el mundo. Londres, además de caminarla, puedes recorrerla en metro –el más antiguo del mundo– y en esos buses rojos de dos pisos. Olvídate de taxis. Impagables.
¿Qué hacer en Londres?
Una clásica postal de Londres es el Big Ben, una maravilla de la relojería británica y que a más de un siglo de su estreno, da la hora a la perfección. Se trata de la torre de las Casas del Parlamento –Palacio de Westminster–, donde funcionan las cámaras de los Lores y de los Comunes. Cerca está la Abadía de Westminster, donde han sido coronados casi todos los monarcas británicos (no te pierdas la impactante capilla de Enrique VII, una de las más hermosas de Europa).

Conoce el palacio de Buckingham, cuyo cambio de guardia es un espectáculo en sí; deslúmbrate con la Catedral de St. Paul, que sobrevivió milagrosamente a la Segunda Guerra Mundial. Cerca de la catedral está la Torre de Londres, antigua fortaleza que atrae a multitudes por las figuras que estuvieron prisioneras y/o fueron ejecutadas aquí.

Tienes que cruzar uno de los puentes más lindos y famosos del mundo, Tower Bridge, y que es uno de los íconos de la ciudad (es levadizo). Disfruta de la vista desde el London Eye, rueda gigante construida el año 2000 para celebrar el nuevo milenio. Desde ella, y desde casi toda la ciudad, verás el Pepino, modernísimo edificio que recibe ese apodo por ser una construcción tubular de 40 pisos cubierta de vidrios. Al otro lado se asoma The Shard, estilizado rascacielos en el barrio de Southwark, de 310 metros de altura.